Elegía - El duro golpe de la muerte.

Borgund Stavkyrkje (Ejemplo de Iglesia de Madera en la región de los fiordos, Noruega) Imagen propiedad de Mi Propio Laberinto tomada por Mª José Corral Benítez el 23/08/08.

La muerte siempre es caprichosa. A veces nos sorprende inesperadamente arrancando de nuestro lado a quienes más queremos. Otras veces merodea a nuestro alrededor delatándonos y advirtiéndonos de su oscura y cruel presencia; agravando tanto el sufrimiento de aquellos/as que se lleva como el de los/las que se quedan.

La muerte nos acompaña en nuestro caminar, viaja a nuestro lado a la par que lo hace la vida. Vida y muerte, nacer y morir. Surgir y desvanecerse. Alegría y dolor. Ilusión y desgarro. Antónimos que nos provocan los más extremos sentimientos.

La muerte es injusta, no cuida edades ni condiciones. No atiende a situaciones ni momentos. No es delicada ni sensible. Llega con su feroz rugido, con su negro vestido y con su pálido rostro sin importarle nada, sin miramientos; y sin evitar provocar la herida más profunda nos arranca el corazón de cuajo y nos deja una tenebrosa grieta, cuán herida desgarradora, que nunca podrá cerrarse.

Dedico este post a la memoria de mis familiares fallecidos, amigos/as y familiares de mis amigos/as que tanto echamos de menos y que nunca olvidaremos cuya pérdida será irreparable por el amor o el cariño que hacia ellos y ellas sentíamos.

Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Nuestra querida amiga Ana, que en paz descanse, tocaba la guitarra mientras yo recitaba y cantaba este poema. Cierro los ojos y lo vuelvo a hacer mentalmente revivivendo momentos pasados. Momentos en compañía de amigos y amigas que ya no están entre nosotros (Ana, Francisco, José Manuel ...) , y en otros que han sufrido el mazazo inesperado y tremendo de la pérdida de su más preciado tesoro (Javier).


María José Corral Benítez

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- Índice de Reflexiones

10 comentarios:

Mª Antonia dijo...

Querida Mª José:
Me uno a tí en el dolor por la pérdida, siempre brutal, de nuestros seres más queridos.
Emocionada en este punto, sólo puedo admirar tu capacidad de reflejar el sentimiento más triste del ser humano. La elegía de Miguel Hernández me arranca la lágrima más profunda cada vez que la leo. No se puede expresar mejor y más intensamente la pena, el dolor.
Un abrazo y mi solidaridad con aquellas personas que hoy están sufriendo.

María José dijo...

Hola Mª Antonia:
El autodidacta Miguel Hernández sabía mejor que nadie, (mejor incluso que García Lorca hizo en Llanto por Ingnacio Sánchez Mejía expresar los sentimientos con palabras.
Ese poema lo sé de memoria. Lo recitábamos con mis amigos y amigas al estilo de Jarcha y yo cantaba dos estrofas. Nuestra amiga que tocaba la quitarra murió hace 23 meses con tan solo 44 años. Era estupenda.
Hace dos semanas ha muerto el hijo de otro amigo (con solo 13 años). Y la madre de otro.
Todos hemos padecido alguna pérdida importante o la padeceremos. Todos sufrimos.

Un saludo y gracias por tu visita y por tu comentario.

jmaties dijo...

Como dicen... es ley de vida, hace unos años que fallecio mi madre, pero el nacimiento de mi primera hija me ha hecho ver la vida y la muerte de otra forma.

María José dijo...

Sipuedo:
Te doy las gracias por visitar mi blog y por haber tenido la gentileza de dejar tu comentario.

Y dime: ¿de qué manera ves la vida y la muerte ahora? ¿Cómo las veías antes?

Saludos.

Anónimo dijo...

Deberíamos de estar acosumbrados puesto que es estigma con el que nacemos.
No es el hecho de morir lo que duele es el no volver a ver a nuestros amigos, padres o conocidos.
Lo más duro es cuando se trata de alguien joven...
Tengo una filosofía propia, no es eterno, tarde o temprano nos irá tocando a los demás. Creo en el destino, cada cual lo tiene y si no mira esa cantidad de personas que mueren continuamente en accidentes de avión, coche, huracanes.....No hay edad para morir. No hay reglas ni siquiera por ley natural.
Yo recuerdo a mi padre constantemente y así está vivo siempre en mí, incluso a veces le pido una manita....!!En serio!!
Es ley de vida, dificil de aceptar porque nadie desea quedarse sin esas personas que han significado tanto o todo, pero hay que aceptar.
Besabrazossssss

María José dijo...

Eva:
Al final acabamos asimilando y aceptando. Es cuestión de tiempo. Aunque hay situaciones que se hacen muy difíciles de aceptar.

Un besabrazo para ti también.

María dijo...

Gracias María José por compartir un poema de Miguel Hernández, mi poeta preferido.

La muerte no llama,
no pregunta,
no responde,
llega, cuando menos la esperamos.

La muerte no avisa,
es traidora
y enemiga.

La muerte no es justa
se lleva a nuestros seres queridos,
nos hace sentirnos tristes.


María José, me has inspirado en estos momentos a escribir lo que acabo de escribir.

Decirte que, pienso que nos deberían haber enseñado, desde niños, a ver la muerte no como algo oscuro, no como nuestra enemiga, sino a aceptarla, porque es un proceso más de la vida, y así deberíamos educar a nuestros hijos.

Hace unos días, mi canario amaneció muerto, a mi hija ya le había explicado lo que algún día le sucedería, y ese día llegó, y no lo aceptó mal.

Un beso muy grande y feliz domingo, bella.

María José dijo...

María:
Resulta paradógico que a pesar de habernos educado bajo una religión que cree en la resurrección, no se nos acostumbre a verlo como un tránsito a la eternidad, sino como algo negro, triste, y oscuro.

Gracias por lo de bella, ja ja . ¡¡¡¡ Un piropo así no se pilla todos los días !!!!

Anónimo dijo...

voy a dejar una pregunta sin ánimo de ofender ¿Qué es lo que la muerte nos deja de positivo?.
la muerte (de un ser querido) va a dejar de ser algo doloroso cundo podamos encontrar en ella algo positivo..

María José dijo...

Anónimo:
La muerte es siempre dolorosa, la diferencia reside en que diferentes cultura tienen distintas formas de aceptarla.

¿Positivo? El dolor de una pérdida no es positivo.
Solo nos hace darnos cuenta de que no somos nada, que cuando llegamos el mundo ya estaba aquí, que cuando nos vayamos la vida sigue. Y que hay que disfrutar todo lo que se pueda mientras estemos vivos.

LA VIDA ES LO ÚNICO QUE TENEMOS, DE HECHO LA PERDEMOS AL MORIR.

La muerte debe hacernos valorar la vida.

Un saludo y gracias por tu visita y tu comentario.

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